Finanzas públicas

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Pudiera parecer que el sector financiero es cosa de banqueros, brookers, traders y agentes especializados parecidos. Verdaderamente para dominar los entresijos de la inversión y de la gestión de las finanzas hay que ser un buen profesional; no obstante existe un sector del que solemos olvidarnos cuando tratamos de temas financieros, de inversión o, incluso, de la simple gestión patrimonial y de capitales: el sector público.

No obstante, no debemos pensar que este sector es ajeno a la actividad financiera, de hecho su importancia es capital en dicha parte de la economía. Las diferentes administraciones y organismos públicos requieren constantemente de profesionales de este sector puesto que no solo existe necesidad de gestionar las finanzas públicas sino que muchos entes públicos están, por estatutos o por Ley, facultados para gestionar inversiones, incluso en mercados. Esto es aplicable a gran cantidad de empresas públicas que realizan inversiones tanto locales como estatales o autonómicas. Además de grandes fondos patrimoniales públicos como puede ser la Seguridad Social que invierte sus fondos en los mercados, empresas de capital riesgo públicas, el Instituto Oficial de Crédito, etc.

Al margen de esto, en el sector profesional al que nos referimos, no existe tan solo la posibilidad de trabajar en el ámbito financiero por necesidades de su gestión, también existen instituciones dedicadas a la inspección del mismo como es la Comisión Nacional del Mercado de Valores. De hecho, incluso puede empezarse con unas oposiciones auxiliar administrativo para acceder a estas administraciones y, mediante el plan de carrera de la propia administración irse preparando y tratar de acceder a las escalas más altas. Desde la administración del estado, autonomías, ayuntamientos o la propia Seguridad Social es posible acceder al mundo de las finanzas, sea ello para quedarse en dichos cuerpos oficiales o bien para pasar al sector privado, como se hace muchas veces, no solo en este sector. Esta salida profesional cuenta con unos márgenes de riesgo para el profesional de las finanzas menores que el sector privado.

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