Límites a la deuda privada
A propósito del reciente cambio constitucional para limitar el endeudamiento del sector público ha habido todo tipo de reflexiones. Una de las más escuchadas está en el hecho de que el problema básico en España no ha venido por la deuda pública sino por la altísima deuda privada.
No estamos ya en condiciones de evitar la burbuja inmobiliaria que hemos tenido; no obstante, estamos viendo diversas iniciativas legislativas surgidas de dicha burbuja.
Existe, por una parte, una fuerte reclamación para aprobar legalmente la dación en pago de la hipoteca aunque no parece que el gobierno esté dispuesto a su aprobación; por otro lado cabe recordar que, de aprobarse en algún momento, tampoco tendría efectos retroactivos.
Otra modificación legislativa va en la línea de blindar «las claúsulas suelo» que limitan el punto hasta el que el tipo de interés que se paga puede bajar por mucho que bajen los tipos oficiales. Estas medida muestran que la prioridad de los gobernantes es evitar que los margenes de las entidades financieras se reduzcan hasta hacerlas caer en medio del actual incremento de la morosidad.
Ahora bien, existe una medida de la que no se está hablando pero que, si bien no arreglaría nada ahora, al menos impediría que una situación como la que vivimos se repitiera en el futuro o, cuando menos, evitaría que fuera tan grave: consiste en limitar legalmente el endeudamiento privado cosa que algunos países ya han hecho hace años.
Legalmente resultaría posible evitar, por ejemplo, que una persona se endeude por una cantidad que le exija una cuota del 70% de sus ingresos cosa que ha estado sucediendo. Se podría evitar que una hipoteca pudiera darse al 100% o más de la tasación del inmueble, podría evitarse que una hipoteca se diera a 40 años. Establecer este tipo de límites resultaría útil para evitar una crisis bancaria en el futuro. Ya que estamos viendo la gravedad de una crisis financiera y ya que estamos viendo que, al final, la pagamos entre todos, llama la atención que este debate ni tan solo esté sobre la mesa de gobierno u oposición. Ciertamente no arreglaríamos la crisis actual pero, al menos, quedaría claro que estamos trabajando para evitar otras futuras.