La evolución de los futuros en el tiempo

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Los futuros son uno de los tipos de derivados financieros más antiguos que existen; ya en el siglo 17 los mercaderes utilizaban contratos para asegurarse de la provisión de materias primas y alimentos. Sin embargo con la evolución de los mercados financieros estos contratos han adquirido mayor relevancia, hasta convertirse en vías de inversión.

Si bien no se puede establecer a ciencia cierta el origen exacto de los futuros en el ámbito comercial, si se tiene registro de que ya entre 1650 y 1730 el intercambio de arroz entre China y Japón era regulado por medio de contratos, es decir por medio de futuros.

Pero no va a ser hasta 1848 que se crea la Junta Comercial de Chicago (CBOT), centro donde se podía comercializar (comprar y vender) cereales al contado. Para 1865 aparecen los primeros futuros en acción, apareciendo también la denominación commodities, que proviene del latín y significa transable.

A partir de este momento los futuros serían las materias primas y los metales, cuya comercialización variaba sustancialmente del resto de los activos o productos financieros. Pero a partir de 1970 aparecería otro factor clave en las economías como un futuro: los hidrocarburos.

Al día de hoy, los hidrocarburos constituyen la mayor fuente de futuros comercializados con unos 184 millones de contratos negociados durante el año pasado. Pero también encontramos futuros que no están ligados directamente con commodities, como por ejemplo la compra o venta de acciones durante un determinado tiempo. Otra forma en que los futuros son muy utilizados, es a fin de cubrirse financieramente con ellos, aunque esta práctica es muy avanzada.

De esta forma la evolución histórica de los futuros, pasó de ser un medio por el cual se aseguraba el abastecimiento de materia prima (y en contra posición la venta anticipada de cultivos), a ser un medio de inversión bastante especulativo.

Una evolución histórica ligada a la evolución de las finanzas y principalmente al desarrollo de las economías mundiales, siendo los hidrocarburos el ejemplo más notable de todo esto.

El mundo de los futuros es muy amplio y se debe conocer muy bien el mismo antes de ingresar a operar en él, para grandes pérdidas de capital. En su oportunidad, Lluisa nos había comentado algunos conceptos básicos para invertir en futuros.

Pese a la recomendación de esta lectura, se sugiere la consulta con un experto financiero, ya que para operar con futuros requiere de tener experiencia y «anticipar» de alguna forma los mercados, que en estos tiempos de turbulencia e incertidumbre resulta algo muy complejo.

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