Dividendos, retribución al accionista

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Uno de los elementos que más se suele tener en cuenta a la hora de invertir en Bolsa, es la política de dividendos de la empresa cotizada. La retribución al accionista en dividendos nos está «asegurando» un beneficio futuro mínimo, y es por eso, que en épocas de crisis y de bajadas bursátiles, las empresas que mayores porcentajes de dividendos reparten son más valoradas.

Con el mes de julio nos llega una nueva oleada de dividendos que supondrá una fuerte inyección de dinero para los accionistas. Será la segunda del año, porque habitualmente, los meses de enero y de julio son los más prolíficos en este apartado, cuando hasta casi 50 compañías anuncian este reparto, preveyéndose que alcanzará la cifra de casi 23.000 millones de euros en el conjunto del año para las empresas del Ibex.

Si nos basamos en los informes estadísticos que un día sacara Citibank, analizándolo, veríamos que desde 1970 hasta ahora, un 30% del global de la rentabilidad obtenida en Bolsa, se debe a los dividendos. Un porcentaje realmente interesante, si nuestra intención es mantener a largo plazo nuestra inversión en Bolsa. Además, según ese mismo estudio, cuando más bajas las Bolsas, más rentable es invertir en empresas con buenos dividendos. Así en el año 2000, año del pinchazo tecnológico, la contribución de los dividendos fue del 144% de la rentabilidad de las Bolsas.


Es interesante, en este punto, conocer lo que es el pay-out, entendido como el porcentaje de beneficios que reparte la empresa entre sus accionistas como dividendos. Manteniendo la política de dividendos en épocas en que el beneficio baja, el pay out será mayor, y por tanto, más atractivo de cara al inversor. Del mismo modo, manteniendo el porcentaje de dividendos, si la cotización baja, el rendimiento será mayor y por tanto, mejor para el posible inversor.

Efectos en Bolsa

No obstante, hay que tener en cuenta el pago del dividendo afecta a la cotización de la acción, porque el día en que se descuenta éste, la cotización baja en un importe equivalente a este dividendo, ya que el dinero sale de las arcas de la empresa por lo que la empresa, en su conjunto, vale menos, y por lo tanto, también sus acciones. Sin embargo, la práctica indica que, sobre todo, en épocas de bonanza, ese importe que desciende la cotización suele recuperarse.

Otro efecto que también se advierte es que a medida que nos acercamos a fechas importantes de repartos de dividendos, la negociación de las empresas cotizadas aumenta. En primer lugar, porque los inversores, para poder cobrar el dividendo, han de ser accionistas de la empresa al menos el día antes del reparto, y en algunos casos, incluso antes. Además, suelen tratarse en bloques algunos paquetes de acciones, buscando lo que se llama como el «blanqueo de dividendos» o «lavado de cupón» con el que se pretende beneficiarse fiscalmente del tratamiento de esta forma de retribución.

Fiscalidad

Además, hay que tener en cuenta que los dividendos que cobremos tributan al 18%, mientras que los primeros 1.500 € que recibamos en concepto de dividendos están exentos de impuestos.

Este año no será tan fuerte en dividendos, pero tened en cuenta que por las fuertes bajadas de cotización muchas empresas cotizadas ofrecen un rendimiento muy interesante en este apartado. Invertir en empresas solventes, con buena rentabilidad en dividendos y con un precio objetivo al alza, puede ser la mejor inversión para momentos como el actual.

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