Especular en los mercados de cambios

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Especular, verbo que ha concitado siempre una impresión bastante negativa, procede del latín y significa “mirar con atención alguna cosa para reconocerla o examinarla”, así como “comerciar o traficar”. Así pues, la consideración negativa puede venir generada por prácticas abusivas, conocidas y divulgadas en cualquier ámbito económico.

Pero enfocándolo hacia su primer significado, el hecho de conocer con profundidad los mecanismos que regulan los mercados puede servir para prevenir riesgos que de no ser tenidos en cuenta podrían acarrear graves consecuencias.

Es más, la especulación llevada a cabo exclusivamente con ánimo lucrativo no es posible en cualquier lugar, ya que depende de la normativa de cada país el que s pueda o no llevar a cabo. Sin embargo, la prevención de riesgos sí es frecuentemente permitida, incluso en los países menos permisivos en sus normas, o cuyos mercados estén menos desarrollados.

Tomemos como ejemplo un comerciante que realiza una importación y conoce su próxima fecha de pago a un mes vista, así como el importe a pagar, que es de 150.000 dólares. Asimismo, el tipo de cambio del dólar respecto al euro en ese momento es de dos euros. La alternativa que le cabe es comprar en ese mismo momento los dólares.

Si supone que el tipo de cambio dentro de un mes habrá subido a 2,2 euros por dólar debería comprarlos, con lo que su coste real en euros no se verá incrementado. Si piensa que el cambio no habrá variado para entonces le resultará indiferente, pero si en cambio piensa que descenderá a 1,8 euros por dólar, deberá esperar.

Analicemos ahora la misma situación en el caso de alguien que sólo está especulando respecto al tipo de cambio. Para empezar, quien desee beneficiarse de la evolución de los cambios ha comprar o vender, si la tuviese, la divisa contra cuya expectativa ha tomado la decisión. Por tanto, se desprenderá al menos durante un mes de la divisa vendida, tiempo durante el que no obtendrá por su capital ninguna utilidad.

Supongamos que compró dólares porque pensaba que su tipo de cambio se apreciaría y luego esto no sucedió en realidad. Transcurrido el plazo que se fijó para la operación, venderá los dólares al mismo tipo de cambio sin ninguna rentabilidad, pero si el tipo de cambio además descendió, la operación se saldará con pérdida.

Por tanto, mientras el comerciante se enfrenta a la opción de abaratar o encarecer sus costes, pero sin poner en riesgo su capital, el especulador afronta una posible pérdida o ganancia a cambio de la exposición del capital desde el primer momento, dejando de lado otras alternativas de inversión que podrían haber resultado más fructíferas.

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